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Burning Spear: reggae clásico

Burning Spear: reggae clásico

Miguel Lozano

  Algunos lo consideran un sobreviviente de la vibra original de los años 70, pero Burning Spear, nacido como Winston Rodney, una leyenda del reggae, piensa que lo que hace es seguir viendo la música como entonces, simplemente expresión de la vida.

   Con su álbum número 25 ganó el Grammy en la catergoría reggae (quizás una de las más subestimadas por los medios comerciales) y sumó su segundo premio, luego de Calling Rastafari en 1999.

    Con Jah is Real, el artista de 64 años de edad y barba cana, demuestra su particular genio y la virtud de la tozudez de permanecer fiel a los orígenes.

    Burning Spear fue en los años 80 del siglo pasado uno de los pioneros del reagge, junto a Bob Marley y Peter Tosh, y desde 1970 viene produciendo discos que mantienen la raíz de esa música, sobre todo su fondo social.

   Se dice que fue Marley, quien presentó al músico al productor Clement Dodd (Studio One), junto a quien ambos dieron sus primeros pasos en la industria del disco y desde entonces no ha detenido su camino en el cual ha sido nominado 12 veces a los Grammy.

   Nacido en St. Ann, Jamaica, Spear se ha mantenido fiel al recuerdo de Marcus Garvey, un coterráneo, Héroe Nacional de Jamaica, inspirador de la igualdad racial frente a la discriminación.

   Para la ministra de Información, Cultura, Juventud y Deportes de Jamaica, Olivia "Babsy" Grange, la distinción otorgada al músico es oportuna y meritoria.

   Según su opinión la trayectoria de Spear es un ejemplo para los jamaicanos que valoran su música en términos de contribución al avance social y en contraposición a la gratificación personal a expensas de los valores morales y principios nacionales.

  En opinión de Grange, en su carrera de 38 años, Spear nunca ha flaqueado en la promoción del avance de los pobres y oprimidos del mundo, pese a las tentaciones.

   La vertiente social se aprecia en sus álbunes más reconocidos como Resistance, People of the World, Free Man, Our Music,  a los que se suman Live in Paris Zenith ’88, Mek We Dweet, The World Should Know, Rasta Business, Appointment with His Majesty, Calling Rastafari, y The Burning Spear Experience.

   En una reciente entrevista con The Sunday Gleaner, Spear se mostró particularmente orgulloso de llevar su trabajo de forma independiente, con un sello propio (Burning Music), pese a las ventajas que pudieran ofrecerle grandes compañías.

 Sobre Jah Is Real, opina que aunque ha hecho muchos otros discos, le puso más a este y el resultado fue “un álbum muy fuerte”

   “Yo no se como otros ven la música. Algunos pueden verla como la base para hacer dinero, otros como una oportunidad al éxito: pero yo veo la música como la vida. Yo veo la música como una inspiración”

   Quizás esta forma de ver el arte le ha permitido mantener la herencia del activismo musical original del reggae, su ritmo sinuoso que se filtra hasta las fibras más sensibles del ser humano, más allá de raza o posición social.

   Escuchar el reaggae de Burning Spear ratifica la posibilidad de utilizar la música como vehículo social sin merma de la calidad, el ritmo y la melodía, fiel a las raíces del género.

   “Yo pienso que la gente debe recordar los originales”, ha expresado Spear quien, sin embargo, no critica los acercamientos a géneros como el pop o el rock. Independientemente de lo que haga cualquiera con la música –ha dicho- yo no veo que interfieran con Burning Spear.

   Bien metido en las raíces del movimiento el músico jamaicano sigue fiel al papel inicial del reggae, que en sí mismo es un acercamiento a la historia, la cultura y el estilo de vida, un enfoque que no se exime del principio de educar y entretener.

Ml

 

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